A lo largo de los siglos, hemos observado una evolución constante en la construcción, así como en el diseño y el uso de los bienes inmuebles. Con la irrupción de las nuevas tecnologías, esta evolución se ha convertido en una auténtica revolución. Ya no abordamos el sector inmobiliario y la construcción de la misma manera, porque los desafíos han cambiado. Hoy en día, los constructores y desarrolladores se enfrentan a limitaciones presupuestarias, ambientales y tecnológicas mucho mayores que antes. En Habiteo hemos analizado alguna de las nuevas prácticas inmobiliarias, adaptadas a los nuevos tiempos.
Alquiler con opción a compra
Alquilar las viviendas se ha convertido en una práctica común que ha dado paso a otros métodos de compra a través del arrendamiento: el alquiler con opción a compra. Consiste en pagar el alquiler durante varios años para llegar a adquirir la vivienda, es decir, es una nueva forma de poder financiar tu propiedad. Esta práctica brinda a los futuros compradores la oportunidad de ahorrar para adquirir una vivienda mientras pagan su alquiler mensual, es decir, puede ser una forma novedosa y más accesible de acercarse a la compra en estos tiempos en los que los precios por metro cuadrado son muy altos.
Crowdfunding en bienes inmuebles
Otra práctica novedosa en cuanto a la financiación de promociones inmobiliarias son las plataformas de crowdfunding. A través de este método los promotores pueden financiar todo o parte de un proyecto, gracias al impulso de los inversores. ¿El resultado? Éxito en inversiones y poco riesgo. De hecho, la tasa es de un 0,5%. A fin de minimizar dicho riesgo de pérdida de inversión, es conveniente tener en cuenta algunos consejos, en particular, vigilar los permisos de construcción presentados.
El crowdfunding es una práctica que muchos promotores tienen presente porque supone un rendimiento anual de un 10% aproximadamente, lo cual puede suponer ganancias millonarias para los inversores.
Viviendas conectadas
Ya sea en objetos o servicios, en áreas privadas o comunes, la IoT (Internet of Things) está cada vez más presente en el sector inmobiliario. Según un estudio de Promotelec, los tres objetos conectados que son más atractivos para futuros compradores son: la calefacción inteligente, la videovigilancia y la iluminación inteligente. El interés que despierta en los habitantes es que son objetos intuitivos, fáciles de usar y, por supuesto, les ahorra tiempo y dinero. En resumen: les ayuda a cambiar y mejorar sus vidas.
Grandes grupos del mundo de los muebles y los electrodomésticos, como en el caso de Ikea y Bosch, han entendido que es necesario ofrecer cada vez más objetos conectados, que se vuelvan accesibles en nuestro día a día a través de aplicaciones móviles: encender la calefacción unos minutos antes de llegar a casa, encender una máquina mientras estás en el trabajo, abrir y cerrar las persianas aún estando de vacaciones… En definitiva: impulsar las tareas de forma remota mediante un clic desde cualquier teléfono inteligente.
En este sentido, los espacios comunes también tienen derecho a ofrecer parte de sus servicios u objetos conectados. Este hecho comenzó hace unas décadas con las luces automáticas, los códigos de entradas o las puertas automáticas. Hoy ya hemos integrado todos estos servicios en nuestro día a día, pero realmente ha sido una instalación gradual de la tecnología en las áreas de una vivienda. Sin darnos cuenta, las cosas siguen evolucionando en este terreno. Por ejemplo, fabricantes de ascensores como Kone han progresado hasta ofrecer un servicio conectado 24/7. Y es que gracias a los sensores y parámetros específicos, el elevador está en constante autoánalisis. En este caso, la Inteligencia Artificial permite que realizar un check-up rápidamente, para descubrir cualquier anomalía técnica antes de que se produzca cualquier colapso.
Construcción fuera del sitio
Las casas prefabricadas son la gran tendencia de esta última década, y es que están causando un auténtico revuelo. También conocidas como viviendas modulares, se asocian al concepto de tiny home (casas pequeñas) aunque realmente pueden ser de cualquier tamaño. Entre sus múltiples ventajas destaca el hecho que se necesita la mitad de tiempo para construir este tipo de casa frente a las viviendas tradicionales. Y eso sin contar los beneficios ambientales de este tipo de construcción: menos desperdicio y materiales más ecológicos contribuyen a formar un potente argumento a favor de este tipo de viviendas. No obstante, los promotores juegan con una competencia mayor y más diversificada, dado que plataformas como Amazon permiten vender y entregar este tipo de edificaciones.
El blockchain inmobiliario
Debido a la multitud de actores involucrados en bienes raíces, ya sean constructores, promotores, compradores o incluso el Estado, la información que aportamos debe ser confiable y estar actualizada constantemente. Para ello, no hay nada más efectivo que la digitalización, lo cual permite el establecimiento de una “cadena de bloques” o blockchain para toda la información. Un blockchain es una tecnología que permite el almacenamiento de datos y su transmisión, asegurando la transparencia y seguridad de dicha información. Esto permite transmitir mensajes claros, en términos de transparencia, pero también de simetría. Es decir, simplifica todos los procesos, reduce el riesgo de fraude y malentendidos y, a la vez, disminuye los costes. ¿El resultado? Todo está automatizado y digitalizado para facilitar transacciones, contratos y propiedad en general, gracias al open data.